martes, 30 de agosto de 2016

Plutón y la Conjetura de Titius-Bode

Imagen de Plutón tomada por la
sonda New Horizons (NASA)
Hace 10 años, el 26 de agosto de 2006, en la ciudad de Praga, capital de la República Checa, se reunió la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (UAI) para decidir, entre otras cosas, que Plutón, último planeta del Sistema Solar, no sería más un planeta. O si se quiere poner de otra forma, para definir lo que la mayoría de los astrónomos entiende por planeta.

Desterrado del Olimpo de los planetas, Plutón fue primero definido como una categoría en sí misma: la de los plutoides. No pasó mucho tiempo para que el nombre fuera remplazado por el de planeta enano.  Mas adelante voy a discutir los motivos de esta decisión, ahora quiero comentar que no fue la primera vez que algo así ocurría. Y todo se lo debemos, creo yo, a una conjetura que nunca fue probada y que ahora todos creen falsa: me refiero a la llamada Ley de Titius-Bode.

La Conjetura de Titius-Bode

Primero las presentaciones. Johan Daniel Tietz fue un astrónomo alemán que al ganar una posición como profesor en Wittemberg latinizó su apellido para Titius.  Él encontró una cierta regularidad en la posición de los planetas que se encuentra graficada en la figura.  Seis años más tarde, Johann Elert Bode, astrónomo alemán también, utilizó la conjetura de Titius para prever la existencia de un planeta entre las órbitas de Marte y Júpiter.  Así nacía esta ley que en realidad siempre debió ser llamada de conjetura. Podemos explicarla de la siguiente manera: el logaritmo de la distancia al Sol de cada planeta es proporcional a la posición numérica que ocupa en el orden planetario. En la figura hemos colocado en el eje de las ordenadas la distancia al Sol (representada por el semi-eje mayor) en escala logarítmica; en el eje de las abscisas tenemos el ordinal del planeta, o sea '1' es Mercurio, '2' es Venus, etc.  Los puntos rojos representan los planetas conocidos cuando Titius y Bode formularon la conjetura: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Noten que Júpiter es el sexto planeta porque  en el quinto lugar hemos colocado  un cuadrado azul. Esto es lo que notaron Titius y Bode: para cumplir la regla era necesaria la presencia de un planeta entre Marte (4) y Júpiter (6) todavía por descubrir.  En 1781, Friederich Wilhelm Herschel (también alemán, pero trabajando para la Corona Inglesa) descubrió Urano. Es el planeta número 8  y su distancia está de acuerdo con la conjetura.


En el año 1800 comenzó la Caza al Quinto Planeta y quien ganó la competencia fue un sacerdote italiano de nombre Giuseppe Piazzi. La primera vez que lo vio era el 1 de Enero de 1801, aunque el anuncio oficial ocurrió el 24 del mismo mes. La revista que había lanzado la carrera publicó el hallazago en su edición de Septiembre de 1801. La posición del planeta correspondía  a las ideas de Titius y Bode: la Conjetura se comprobaba nuevamente.  Piazzi llamó a su planeta Cerere Ferdinandea: el primer nombre es la diosa romana de la agricultura,  Ceres,  en italiano, el segundo hace referencia al Rey Ferdinando de Sicilia donde trabajaba Piazzi. Sólo restó el nombre de la diosa romana  por suerte. Sin embargo, poco después de su descubrimiento, planetas similares comenzaron a ser descubiertos con órbitas parecidas. En 1802, por ejemplo, Herschel descubrió Pallas, otro pequeño planeta, tan pequeño que no podían observar su superficie ni con los mejores telescopios de su época a pesar de estar a una distancia inferior a la de Júpiter. Herschel acuñó el término asteroide, es decir pseudo estrella: como a las estrellas, no podemos observar su superficie pero a diferencia de las estrellas, su posición en el cielo cambia rapidamente.

Hacia 1860 había tantos objetos a la distancia de Ceres y Pallas, que los astrónomos coincidieron en que se trata de algo diferente.  El término asteroide fue mayormente aceptado y se empezó a hablar del Cinturón de Asteroides. Ceres salió del Olimpo planetario, hoy en día es considerado un planeta menor.

Mientras tanto la conjetura de Titius-Bode continuaba viva. En 1846, Johann Gotfried Galle, astrónomo alemán, trabajando junto con Urbain Le Verrier, astrónomo francés, descubrían Neptuno. En la figura de arriba aparece con el número 9, y su distancia, nuevamente, corrobora la conjetura.

Plutón: un planeta muy extraño

Y vamos ahora a entrar en la historia de Plutón, noveno planeta del Sistema Solar hasta el 26 de agosto de 2016 desde su descubrimiento en 1930.  Percival Lowell era un comerciante millonario, matemático y astrónomo oriundo de Boston que fundó y financió un observatorio en Flagstaff, estado de Arizona (Estados Unidos), en 1906. Una de las misiones que se impuso fue encontrar un misterioso Planeta X más allá de Neptuno.  Qué motivos tenía para creer que detrás de Neptuno debía haber un planeta? Probablemente se basaba en perturbaciones en la órbita de Neptuno.  Aunque muchas de estas perturbaciones eran diferencias en la posición esperada respecto a la observada, en razón de imprecisiones en el cálculo de la órbita. Ocurre que el sistema solar es principalmente gobernado por el Sol, pero para encontrar con precisión de segundos de arco la posición de cualquier objeto es necesario incluir los demás cuerpos masivos. Así el problema de dos cuerpos se tranforma en un problema de N cuerpos y su solución requiere de sofisticadas técnicas de cálculo numérico.  

Yo arriesgo otra hipótesis, así como Bode previó la existencia de un planeta entre Marte y Júpiter y apareció Ceres, así como Herschel extrapoló la conjetura de Titius-Bode y encontró  a Urano, Powell puede haber pensado que la secuencia debía continuar y siguió la búsqueda más allá de Neptuno.  

En 1916 Powell falleció y después de una larga batalla judicial con el observatorio cerrado, una vez reabierto (1926), en 1929 un joven de 23 años, Clyde Tombaugh fue encargado de continuar la búsqueda del Planeta X.  El 18 de febrero de 1930 anunció el descubrimiento y después de una larga competencia con millares de sugerencias, la UAI le dio el nombre de Plutón, dios romano conocido como Hades en Grecia, quien debía cuidar del submundo, frío y oscuro, a diferencia de sus hermanos Poseidon, Señor de los mares, y Zeus, de los cielos.  El descubrimiento de Plutón, parecía marcar un desplazamiento de la astronomía desde Europa hacia los Estados Unidos. Recordemos que apenas un año antes, Edwin Hubble, usando el telescopio de 100 pulgadas de Mount Wilson,  había encontrado la relación entre distancia y corrimiento al rojo de las galaxias, abriendo espacio para la cosmologia observacional.

Las cosas no fueron fáciles para Plutón.  Su bajo brillo y tamaño no permitía hacer estudios analíticos precisos.  Su distancia además requirió de muchos años para poder derivar los parámetros de su órbita.  A medida que en décadas posteriores los estudios avanzaron, Plutón se reveló extraordinario en comparación con los demás planetas.  Con una excentricidad de casi 0.25 su órbita es la más elíptica. Sólo Mercurio se aproxima con un valor de 0.2 (tal vez debido a efectos del Sol?). Todos los demás tienen valores por debajo de 0.1 y en muchos casos menores a 0.01 ! La excentricidad de la órbita hace que en algunos momentos quede más interno que Neptuno, su vecino.  

No es la única extrañeza de Plutón, la inclinación de su plano orbital es de 17°. Sólo Mercurio tiene un valor por encima de 5° (7° más exactamente), los demás están muy por debajo de los 5°. La excentricidad e inclinación de la órbita, parecen poner en jaque la teoría laplaciana de la formación del Sistema Solar: una nube en rotación que fue condensando los diferentes planetas.  

Pero el hecho que siempre me llamó la atención en Plutón es su bajísima densidad.  Primero una aclaración, los planetas se dividen en rocosos y gaseosos. En los primeros prima la materia condensada (líquida y sólida) en los segundos los gases.  Parece haber una armonía en el sistema solar, ya que Mercurio, Venus, Tierra y Marte son rocosos, mientras que Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno son gaseosos.  Plutón vuelve a quebrar la secuencia porque se trata de un planeta rocoso. Pero además por su baja densidad. Los planetas rocosos tienen densidades de alrededor de 5 g/cm3 (excepto Marte cuya densidad es ligeramente menor que 4 g/cm3). Los planetas gaseosos tienen densidades del alrededor de 1 g/cm3 oscilando entre Saturno con 0.7 g/cm3 y Neptuno con 1.76 g/cm3.  Plutón es nuevamente la excepción ya que posee una densidad de 1.1 g/cm3! Más que rocoso parece esponjoso. (Nota: para escribir este post estoy usando los datos del libro Astrophysical Quantities, 4ta edición, 1999.  Esto, para justificar las decisiones tomadas en 2006.  La sonda New Horizons trajo valores más precisos, y hoy sabemos que la densidad es 1.8 g/cm3.  Para mi gusto, sigue siendo una esponja)

En 1978 se sumó una nueva sorpresa al catálogo de hechos extraordinarios de Plutón: fue observado un satélite natural (Caronte).  En 2005, dos nuevos compañeros se agregaron a la lista, Nix e Hidra. En 2011, cuando Plutón ya no era más un planeta, otro más (Kerberos) y en 2012 el quinto (Styx).  Recuerdo a los lectores que, de los planetas rocosos, sólo la Tierra cuenta con un satélite de proporciones considerables, mientras que Marte es orbitado por dos pequeñas piedras llamadas Fobos y Deimos.  Ni Mercurio ni Venus tienen compañía.  Sólo los planetas gaseosos, cuyas masas son muy grandes en comparación con la de la Tierra, poseen un sistema de satélites complejo, algunos con decenas de miembros.  Plutón, con una masa del 2% de la de Marte y 0.2% de la de la Tierra, cuenta con cinco satélites naturales.  

Todos estos detalles iban aumentando la suspicacia de los astrónomos.  De hecho ya en 1930 algunos especularon con que Plutón no estaría sólo en esa región trans-neptuniana. Y en 1943 Kenneth Edgeworth publicó la hipótesis de la existencia de un cinturón de asteroides trans-neptunianos. La historia quiso que fuese el nombre de Gerard Kuiper el más recordado, por haber predicho en 1951 la existencia, durante la formación del sistema solar, de un cinturón donde hoy se encuentra Plutón.  Si el Planeta de la Oscuridad tuviese la masa de la Tierra (en 1951 así se creía) habría barrido con aquellos restos de la formación del sistema planetario. Las controversias siguieron hasta que en 1992 se detectó el primer Kuiper Belt Object (KBO).  Hacia 2005, muchos objetos de tamaños y masas comparables a las de Plutón habían sido descubiertos.  Todo astrónomo que descubría un KBO  reclamaba el derecho de ser reconocido por haber encontrado un nuevo planeta en el Sistema Solar, o sea, la fama y gloria de Herschel (o Galileo, quien no descubrió planetas, pero si satélites en Júpiter). La situación obligó a tomar una decisión

Qué es un planeta?

Y así volvemos al sábado 26 de agosto de 2006, en la bellísima Praga, alguna vez capital imperial y casa de grandes astrónomos y físicos (allí vivieron y trabajaron Kepler, Mach y Einstein, por dar algunos nombres nomás).  Un grupo de astrónomos panetarios decidió que había dos opciones, o declarar que cualquier objeto orbitando en torno al Sol es un planeta (y eso incluye, por ejemplo, a los cometas) o encontrar una definición de planeta que acomode a Mercurio hasta Neptuno, y deje de lado a Plutón.  En los corredores de las reuniones científicas que preceden a la Asamblea de la UAI, diferentes grupos abordaban a los participantes para firmar cartas adhiriendo a una u otra posición. En mi caso, no tuve ningún remordimiento en firmar la carta que pedía la desafiliación de Plutón de la Sociedad de los Planetas.  Y el sábado 26 la asamblea votó la siguiente lista de condiciones para que un objeto celeste sea un planeta:
  1. El objeto debe estar en órbita en torno al Sol.
  2. El objeto debe tener tamaño suficiente para tomar una forma redondeada (por estar en equilibrio hidrostático).
  3. El objeto debe haber limpiado su órbita de otros objetos.
Plutón cumple el requisito (1), el (2) era una incógnita en 2006 porque los mejores telescopios apenas conseguian mostrar el planeta.  Pero el punto (3) era el golpe de efecto para desterrarlo, Plutón tiene el patio de la casa lleno de escombros: tres satélites en 2006.  La decisión abrió una grieta en la comunidad. Diez años después los ecos retumban todavía, por ejemplo pueden verlo en esta opinión de un planetarista norteamericano.  No es extraño que sean los norteamericanos quienes más defiendan la planeticidad de Plutón, al fin de cuentas, fue la obstinación de Lowell y Tombaugh, la que lo hizo aparacer a nuestros ojos.  Por eso se esperaba que durante la Asamblea General de la UAI en Hawaii (2015), una mayoría de astrónomos norteamricanos consiguiera revertir la decisión de Praga.  No fue lo que ocurrió.  Y al final de cuentas hay muchos que creen que la particularidad de cada objeto celeste lo hace único más allá de su categorización.  Llamarlo de planeta enano no lo discrimina. 

Cierro este larguísimo post con una anécdota musical.  Entre 1913 y 1916 el compositor inglés Gustav Holst compuso una suite llamada Los Planetas basada principalmente en ideas astrológicasCon excepción de la Tierra (sin función en la Astrología), desde Mercurio hasta Neptuno tienen un movimiento.  Algunos de ellos muy famosos, como Marte, o Júpiter.  Obviamente todavía faltaban 14 años hasta que Tombaugh encontrara a Plutón y por ello no fue incluido en la obra de Holst.  Para remediar el defecto, el también director y compositor londinense Collin Matthews compuso en 2000 un movimiento dedicado al noveno planeta: Plutón: el Renovador. Este movimiento es difícil de escuchar porque normalmente no es incluido en las grabaciones y representaciones. La Filarmónica de Berlin, dirigida por Simon Rattle, decidió reparar el error, grabó la suite de Holst-Matthews entera. El CD fue lanzado en... septiembre de 2006, Oopss... !!??


lunes, 25 de julio de 2016

“Aquí termina una etapa”


A continuación presentamos el relato que hiciera el Prof. Rodolfo Busch sobre los sucesos conocidos como La Noche de los Bastones Largos, cuando la policía tomó por asalto la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEyN-UBA), el 29 de julio de 1966.

Busch, Director del Departamento de Química Inorgánica, fue uno de los artífices del singular proceso de modernización que sufriera la FCEyN durante el decanato de Rolando García


“Aquí termina una etapa”

Por Rodolfo H. Busch


Viernes 29 de julio de 1966.

Griot me pidió ayuda para corregir exámenes escritos, entregándome los problemas dos y cinco. Son muchísimos, no ceo que tenga tiempo de corregir la mitad antes de las ocho. En el cuarto de al lado, Levitus está corrigiendo los suyos. De tanto en tanto, cambiamos impresiones.

A eso de las tres y media entra Silvana, pálida como un papel, corriendo y sin aliento.

- ¿Sabe algo de lo que pasó?

Detrás viene Ángel, más pálido todavía. Por un momento, pienso en un accidente, pero en seguida me aclara que ha sido intervenida la Universidad. Nadie sabe bien qué ocurre.
Parece que los interventores serían los propios decanos. Esto resulta tan ridículo que la sola idea es rechazada. Voy a ver al decano para salir de dudas. Sobre mi mesa quedan las pruebas escritas a medio corregir.

Bajo una, dos, tres escaleras. Pasillo, patio, escalera, pasillo, secretaría, decanato. El decano está rodeado por un grupo de profesores y graduados.

- Más respeto por el interventor –me recibe y estalla la carcajada general.

Pero la cosa es seria. García tampoco sabe que ocurre, pero no hay duda que el secretario de educación es un señor Gelly y Obes, especialista en museos, y que las universidades nacionales han sido intervenidas. García sale a buscar noticias al consejo superior.

Yo tengo problemas más inmediatos. El maldito pasaje a Resistencia para el lunes. Por supuesto, no podré ir, pero no me hace gracia perderlo. 
Llega el vicedecano y me pide que asista al juramento de dos egresados que nunca se preocuparon por el Diploma. Pero ahora quieren que lleve la firma del Decano y del Rector. Son Rita y el Gordo. Manuel me recomienda no bromear, es una ceremonia en serio. Juran. Nos abrazamos. Es, muy probablemente, el último juramento de la era autónoma. Manuel opina que habría que reunir al Consejo el sábado. Regresa García con el texto de la ley. Opina que no hay tiempo que perder, la reunión hay que hacerla esta noche o no se hará nunca. 

Se cita para las diez. Consigo mis pasajes, pero son más de las seis y Aerolíneas está cerrado. Paciencia. La griega se ofrece para cambiarlos mañana. Menos mal. Decido volver a Martínez a comer y regresar a las diez.

Llego exactamente sobre la hora. La facultad está llena. La sesión es breve pero solemne. La sala del Consejo está tan llena que no llego hasta mi asiento. Antes de comenzar reina un silencio impresionante. García informa sobre la ley y explica la posición del Rector, que ha decidido no aceptar las funciones de administrador, agregando que él tampoco acepta. Estallan aplausos, pero algunos aplauden llorando.

El vicedecano pide la palabra para comunicar que él tampoco se hará cargo. El profesor más antiguo, Dr. Zanetta, manifiesta su profunda fe democrática, su confianza en la actual estructura universitaria y agrega que él tampoco aceptará hacerse cargo de la facultad. Nuevos aplausos. Se propone adherir a la declaración del rector Fernández Long.

Se vota, resultando aprobado con una abstención, la del Sr. Magnou. Cabe aclarar que no estaban presentes todos los consejeros. Yo recuerdo a 14.

Durante los últimos minutos de la sesión, entraron varias veces las secretarias para informar al Dr. Romero de algo que lo inquietó, pero no se resolvió a interrumpir a García. Llegó a poner una mano sobre su brazo, pero el decano no reaccionó y Romero no llegó a decir nada. Probablemente fuera la noticia de que la Facultad estaba siendo rodeada por fuerzas de la policía. Antes de levantarse la sesión, el secretario presenta al Consejo su renuncia, que es aceptada. García opina que los alumnos deben retirarse con tranquilidad y que él y algunos consejeros nos quedaremos.

Se oyen altavoces que operan en la esquina de Alsina y Perú.

La policía ocupa la Faculad de Ciencias, por entonces ubicada en la Manzana de las Luces, en la calle Perú entre Alsina y Moreno (revista Así, 9 de agosto de 1966)


Imposible entender lo que dicen. El profesor Ambrose, del M.I.T., decide quedarse con nosotros. Lo invito a salir, explicándole lo que puede ocurrir. Me contestó:

- ¿Y Ud?
- Yo me quedo, soy profesor de esta Facultad.
- Y yo también –me dice en castellano- sólo me retiraría si mi presencia le costara alguna molestia adicional.
- No –le digo-al contrario.

Tampoco consigo persuadir a Chiqui Mercau, pero tengo éxito con Sara y Víctor. Sería una locura que se quedasen, después de la enfermedad de Víctor. Pero la ex consejera, que llegó hace dos días de Inglaterra, decide quedarse.

- Si vamos presos que vayamos por lo menos todos a la misma celda- me dice, pero su inquietud es evidente. Es inútil insistir, no quiere irse.  Se acercan Silvana y Susana. Silvana me abraza, trato de levantarles el ánimo con bromas. Susana se apoya en mi hombro y llora desconsoladamente. Pablo y el Toto se quedan.

Se oye ruido de madera al romperse y estampidos que parecen provenir del patio . Trato de distraer a la ex consejera con cuentos naúticos. Parece que en Beirut, donde trabaja, también se navega.

Se oyen gritos y una especie de ladridos, como órdenes ladradas. Empiezan a sentirse los gases lacrimógenos. Poco a poco, la atmósfera se vuelve irrespirable. La Beba me muestra la foto de su hijo de un año. Me invita a reunirme con ellos en Beirut. Instintivamente buscamos el aire libre de la salida. Las órdenes ladradas, gritos e insultos se oyen más claramente. Trato de proteger a la exconsejera, ya estamos entre policías armados hasta los dientes, con bastones y cascos, que golpean, gritan e insultan mientras nos arrean hasta el patio. En la escalera hacen zancadillas y aprovechan para golpear. Está oscuro y ha llovido. Tengo los ojos a la miseria. No se cómo no pierdo pie. Tienen apretujada a la gente, las manos en alto, contra la pared que da al subsuelo de genética. Debe haber de cuatro o cinco en fondo por un frente de 15 o 20.



Allí siguen los golpes y los insultos. Se oyen los golpes. “Qué mirás vos, hijo de puta”. Bastonazos a la cabeza. “al que apoye las manos en la pared le reviento los dedos”. Golpes, órdenes ladradas. “Más arriba las manos. Al primero que las baje lo bajamos, quiero ver sangre hoy”. “Matalo a ese hijo de puta. Terminalo” , “¿Están listos los pelotones de fusilamiento? “atorrantes, hijos de puta”. Alguien es perseguido por dos o tres. Golpes. Ladridos. “Matalo, quiero ver sangre”. Dónde andará la ex consejera. Dónde andará Simón. Parece que le pegan. Dónde andará Ambrose.

Alguien se cae. Es Jacovkis. “Levantate hijo de puta”.Patadas, “levántate te digo”. Golpes. Lo arrastran. No puedo girar la cabeza. Tengo dos o tres de estos degenerados justo a mi espalda. Cómo me pesan los brazos. ¿Hasta cuándo va a durar esto? “Más alto quiero ver los brazos”. Un mar de brazos trata de estirarse más. “Más arriba”. Golpes. ¿Si nos tiramos encima de ellos? ¿Somos más? Sería una masacre, con las manos limpias contra metralleta parece completamente estúpido, pero si nos quedamos aquí nos pueden masacrar impunemente.



Yo no sabia que el General Fonseca, Jefe de policía, estaba presenciando y dirigiendo la operación desde el monumento a Roca, ni sabía que a las once de la noche el General Señorans había ordenado tomar la facultad costase lo que costase. A estos brutos que ladran, patean, insultan y golpean, ¿los guardarán en jaulas? ¿Tendrán esposas, hijas, madres? Imposible. Ojalá Lucy se haya quedado en casa.

¿Cuánto va a durar esto? Ahora sacan a las chicas. Gritos. Golpes. Insultos. Qué bestias son. Hay una doble fila de policías con garrotes, con sus espaldas guardadas por otros armados de metralletas. No se dónde andará García. Van sacando a la gente de la pared, de a cinco o seis. Parece que hay que pasar entre la doble fila de bestias con palos.



Me toca a mi. Un empujón.” Vos debés tener experiencia en esto”. ¿Se creerán que somos alumnos crónicos? Otra patada. Un garrotazo, esta vez por la espalda. Adelante, otro garrotazo. Por ahora no lo siento. Cacheo. Buscan armas. No las hay. Tantean el encendedor . “¿Esto qué es? Epa” Me lo devuelven. Sigue el juego. Les gusta patear. Les gusta insultar. La cosa es no caerse. Pasamos por el aula magna. Siguen los golpes. Llego a la otra puerta. Sigue habiendo de estos hijos de puta en la bedelía, al pasillo de entrada. Último garrotazo. En la calle. Respiro. Policía de azul. Parece que aquí no pegan. Carlos Varsavsky está delante de mío. La sangre le gotea por las orejas, forma un mapa sobre su espalda. Tiene el impermeable empapado en sangre y un paraguas en la mano. Parece que está mareado.

Un estudiante se acerca al cordón de la vereda y vomita. 

Hay fotógrafos. Nos filman. Qué poca distancia nos separa de la libertad. Sólo una doble fila de canas. Pero más atrás están las ametralladoras. Intentar escapar sería una locura completa. Ahora se que el jefe de policía nos observaba con satisfacción. Somos los hijos de puta de la Facultad de Ciencias, apaleados, desalojados con gases lacrimógenos, insultados y aporreados por la más brutal de las tropas de choque, vergüenza de cualquier país civilizado. 

Y cargado de argentinidad, inspirado en los sueños de grandeza de nuestros próceres, con su mejor estilo de vida occidental y cristiano, nos observa el jefe de policía.

Que no se usen más polleras cortas, que no haya más carritos en la costanera, que haya luz en las boites, para que puedan distinguirse los sexos. El país será desarrollado. Se dará a los científicos el ambiente que requieran para trabajar. 

Ambiente que consiste en esto. Aporreados, con las manos en alto, con la cabeza ensangrentada, esperamos para ser trasladados a un carro celular.

Bueno, es todo.

Trepo al camión como puedo. Tiene un largo banco metálico a cada lado y está bastante lleno. Se levantan varios alumnos.

Me empujan con suavidad hasta dejarme sentado. A mi lado está el gordo Levitus. “¿Está herido Ud? “ no, creo que no mucho. Está Gey, alguien hace una broma. Esto está cada vez más lleno. Llega el chico que vomitó.

-Ahora estoy bien-dice-no se preocupen.

No hay mucho aire que digamos. Comienza el viaje. Parece que vamos al puerto. ¿Adónde iremos? Poco a poco se confirma. Al puerto. ¿Para qué? Se siente cuando cuzamos las vías de los ramales del ferrocarril. Pero no, vamos a la 22. 

Comenzamos a bajar. Mientras miro pensando donde saltar, me siento levantado por varios brazos de alumnos que me depositan sobre los adoquines, afrontando las iras policiales.

Pero no pasa nada. Nueva revisación por armas. Avanzamos tres metros. Otra revisación. A la celda. Varsavsky a la enfermería. Wexler a la enfermería. La celda tendrá unos 5 o 4 metros, con un excusado al lado y muy poca ventilación. Tiene un banco de piedra a lo largo de la pared.



Será para 4 personas pero somos 30 o 40. Viene un oficial a identificarnos. Empieza por Ambrose. No se entienden. Trato de actuar de intérprete. El oficial se asombra.

-¿Quién es este señor?
-Es un profesor contratado norteamericano.
-¿Cómo? ¿Hay profesores aquí? ¿Usted es profesor?
- Sí, somos varios. También está el secretario de la Facultad de Ciencias.

Prosigue la identificación. Subrayan los nombres de los profesores. Entretanto, hasta fumamos. Me acerco a Ambrose.

-Me avergüenza que esto pase en mi país -le digo.
-Sí, dice-cuándo estábamos contra la pared yo pensaba en Vietnam.

Varios alumnos escuchan en silencio.

Está Gustavo y resulta que tiene un hermano que también está aquí. El oficial termina la lista y nos cuenta a ver si falta alguno. No, está completa. Antes de salir, nos recomienda amablemente que no fumemos.

-Yo entiendo de celdas y cárceles más que ustedes-dice-esta celda es chica, si fuman se van a asfixiar.

La pesada puerta se cierra. Estamos presos. Me siento al lado de Ambrose, que se esfuerza por disculpar al jefe de su departamento por no haberse quedado a sufrir el castigo.

-Es un hombre muy enfermo-me dice.
-Claro, ya lo se bien, contesto. Además no estoy muy convencido que sea muy razonable hacerse golpear.

Los muchachos, entre tanto, ya están organizados. Gustavo dormita, la espalda apoyada contra la pared. Otros dos han producido un enorme bolso de papel lleno de bollitos. No comprendo de dónde lo habrán sacado ni cómo llegó hasta la celda. O si lo tenían consigo desde antes, previsoramente, defendiéndolo todo el tiempo. Como Carlos a su paraguas. Pero esta es otra historia. Los de los bollos han extendido un papel de diario en el piso y vuelcan el bolso.

Ahora, entre grandes manoseos, los cuentan y los vuelven al bolso.

- Uno entre cada dos, sentencian y parten a hacer la rueda de presos con su tesoro. Me tocaría uno a medias con Ambrose.

Confieso que no siento hambre y un poco de asco. Quedo bien diciendo, no gracias. No tengo sed. Pero tengo una gran tristeza que de tanto en tanto me sube a la garganta, como una marea.

Pero los estudiantes no me dejan en paz:

- Doctor, ¿Quiere un diario para sentarse encima? Es más calentito.
-No, no, estoy bien así, gracias.
- Doctor, ¿Qué le parece si dirige un seminario de química?
- No, química no. Hay algunos no químicos aquí. ¿por qué no discutimos la enseñanza de las ciencias básicas a nivel secundario? Así podemos intervenir todos.
-Bueno, bueno.

Entusiasmo general. Se juntan varios muchachos y quieren comenzar ya, a las dos o tres de la mañana. Ahora hay toda una fila de muchachos sentados en el suelo, con las piernas recogidas y la espalda apoyada en el de atrás. La fila da vuelta a la celda.

Pero vuelve el oficial, no me acuerdo para qué. He descubierto que tengo un dolor en el costado izquierdo que me empieza a molestar. Otra vez quedamos solos. Ambrose dormita. Está conforme consigo mismo. Había oído hablar mucho sobre Latinoamérica, me dice, pero mejor es vivirlas. Resultó valiente el yanqui este. Valiente y leal. Además, me gustó mucho la actitud de los muchachos cuando mencionó a Vietnam. Nadie dijo nada. No quisieron herirlo. Los “activistas” guardaron un respetuoso silencio, ante un ser humano que decía su sufrimiento. 

También recordé los gestos cariñosos con que me ayudaron a bajar del camión. En realidad, me bajaron en brazos, innecesariamente, desde luego, pero el gesto de protección y de cariño hacia un hombre mayor que ellos se siente. 

Hay mil detalles insignificantes que muestran el clima de comprensión y de amistad en el que hemos vivido. Molidos a palos, en una celda, los profesores siguen siendo profesores y sobre todo, todos seres humanos.

Hay una comisión que está preparando una lista de nombres y de teléfonos en la hipótesis de que Ambrose saldrá pronto y podrá avisar dónde estamos. Ambrose recibe la lista, pero está muy preocupado porque no sabe como se las va a arreglar con la cuestión del idioma. No terminamos de discutir este punto cuando vuelve el oficial y lo llama a Ambrose, tal como estaba previsto. Volvemos a quedar encerrados y sigue la vida normal. Hay un muchacho que tiene un garrotazo en la cabeza que le cruza la frente. Se le ha formado un chichón impresionante. Parece que tuviera un chorizo pegado sobre las cejas. Pasa un rato largo hasta que vuelve el oficial y llama a Gneri, Romero, Busch, Jacovkis y Varsasky. Se consigue agregar a Grotewold, Levitus y Flichman, no sin esfuerzo y principalmente gracias a unas tarjetas de visita que saca a relucir el Arístides. Con todo, es bueno caer preso en compañía de la autoridad. El secretario confirma con su habitual énfasis la condición de profesor de Juan y conseguimos calmar la ira del Gordo para que no nos complique más. 

"García (izq)  no se salvó de las pateaduras ni de los bastonazos, pero salió en libertad poco después de alcanzar la calle" (en la foto con los responsables del operativo policial)


Hay un señor que fue preso por marido y papá, pero que no tiene nada que ver con la facultad, como se apresuró a establecer. Pero siguió preso. A todos nos dio un poco de lástima. Fuimos a la guardia donde después de alguna espera procedieron a identificarnos. Nos reunimos de nuevo con Ambrose, quien tenía un aire muy cansado. Carlos tenía un vendaje impresionante en la cabeza. Una venda cono un turbante y otra que le cruza la cabeza y le toma el mentón, como usan algunas viejitas. Todavía no ha soltado su paraguas. 

La historia de su herida es bastante cómica.  Resulta que en un intervalo entre la doble fila de monstruos, o bateadores, como los bautizaron los muchachos, uno de los policías trató de apoderarse del paraguas y él, rápidamente, tiró del otro extremo con todas sus fuerzas. Pero se olvidó que el policía tenía en su mano derecha un hermoso garrote. El resultado fue que le cruzaron un par de palos en la cabeza.

- Pero no por eso solté el paraguas -dice Carlos- el paraguas sagrado.

De pronto, llegan Rolando y Giambiagi a la 22. García está como siempre.

- Soy el Decano de la Facultad de Ciencias, vengo a interesarme.
- Ya salen en libertad, lo interrumpe el oficial que está escribiendo nuestros nombres en un libro.

García no se salvó de las pateaduras ni de los bastonazos, pero salió en libertad poco después de alcanzar la calle.  Allí se encontró con Giambiagi que se salvó de todo por casualidad. Al terminar la sesión del consejo, salió a la calle, charlando con alguien. Cuando quiso volver, para participar del cambio de opiniones que se estaba desarrollando en el decanato, se encontró con que la facultad estaba siendo rodeada por la policía y presenció toda la operación desde la vereda. Yo lo acusé, riendo, de azuzar a la policía y a los bateadores a que no tuvieran misericordia con nosotros, particularmente con sus enemigos hereditarios, Juan y Flichman. Es increíble que pocos minutos después de iniciado el trámite para quedar en libertad ya nos estuviéramos riendo, tratando de olvidar los momentos vividos tan poco antes. El oficial estaba interrogando a Ambrose.

- Soltero o casado?
- Soltero.
- es usted un hombre felíz, observó el oficial
- Sí. Siempre. Menos hoy, contestó Ambrose y se puso serio.

Dividimos la hoja de los teléfonos en cuatro y salimos a la calle. No se nos tomó declaración, no se nos procesó por nada, nunca estuvimos presos, nunca hemos sido apaleados. De acuerdo al comunicado del gobierno, sólo se trató de ciertos alumnos, los activistas de siempre, que obligaron a la policía a intervenir. A causa de esta intervención resultaron 14 ó 15 policías lesionados, internados en el hospital Churruca. Pobres. En este procedimiento, las únicas lesiones son las que se habrían hecho entre ellos, pero tampoco lo creo. Hay una versión según la cual algunos policías de civil que penetraron en la facultad fueron confundidos y apaleados. No lo creo. Si uno de ellos hubiese caído en la línea, no salía de allí así nomás. Creo que se trata de una mentira para hacer creer al público que los alumnos se habían apoderado de la facultad y atacaron a pedradas a la policía y los inocentes guardias de seguridad, obrando en defensa propia, los apalearon. Pero se trataba de alumnos activstas y no había allí ni graduados, ni consejeros, profesores o decanos. No estaba Ambrose. En cierta medida, no contaron con él. En la calle aparecen Herrera y el infatigable Batta. Ambrose se aleja a grandes zancadas hacia el centro, seguido por Jacovkis. García se queda con Castellanos para tramitar la libertad de los demás. 

Levitus, Grotewold y Flichman van a buscar el coche de éste, estacionado frente a la facultad, maldito sea. Voy con ellos. Mi costilla se queja, pero camino bien. Recorremos a pie las diez o doce cuadras. Son las tres de la mañana, Levitus y yo sugerimos que vaya Flichman solo a buscar el coche, no tenemos ganas de acercarnos a Perú. Pero vamos. Flichman se pone a limpiar el parabrisas e inicia diversos arreglos, estacionado frente a la Facultad. Los otros tres lo insultamos en todos los tonos para irnos de allí de una vez.

Arrancamos con el vidrio inmundo y con visibilidad casi nula, pero por fin nos alejamos y empezamos a recorrer la ciudad semidesierta, normal, en la cual parece no haber pasado nada. Lo llevamos al Gordo; Juan y yo nos tomamos el 60 en Plaza Italia. Este 60 está repleto, como siempre. A cualquier hora del día o de la noche. Ahora sí que mis costillas se quejan. Los barquinazos me resultan bastante dolorosos. Pero en el fondo es otro dolor que nos llena. Juan se pone a contar quién se va adónde.

- Parece que Trotman-Dickenson va a poder armar un grupo lindo en Aberystwyth. Eduardo también piensa ir allá.

Me imaagino a Trotman, veo a nuestra gente trabajando allí, no puedo soportarlo. Le pido a Juan que cambie de tema.  Pero no es tan fácil. He visto muy poca gente tan tozuda, como diría Giambiagi. Se baja en Vicente López y sigo solo. Son cerca de las cuatro. ¿ Qué hago al llegar a casa? Preferiría olvidarlo todo. No tener que revivirlo. No contar lo que pasó. Meterme en cama, dormir, olvidar. No ha pasado nada.

Pero ha pasado algo. Lo que se ha destruido en las últimas doce horas ya no podrá rehacerse más. Tardamos diez años en construir esta Facultad, costó muchos esfuerzos, muchos sacrificios y muchos millones de dólares. La gente joven nos apoyó con esperanza. Hemos podido avanzar durante uno, dos, tres años. Era cada vez menos difícil convencer a la gente. Pasamos la terrible inflación del 58, no se cómo. Pero perdimos alguna gente. Aguiló y Huguet, por ejemplo.

Superamos de alguna manera la dificultad de conseguir vivienda. Los muchachos consiguieron préstamos. Claro que no fue gratis. Se fueron Móttola, Mari, Toni y otros. Pero a pesar de todo, conseguimos seguir creciendo. Se armaron los grupos de investigación. Se consiguió el dinero para equipo. Se inauguró el primer edificio de la Ciudad Universitaria en Nuñez, para matemática y física. Nuestro prestigio fue creciendo. Volver al país era una cuestión de honor. La producción científica aumenta. Aumenta casi demasiado. El clima comienza a ser de una gran competencia. El gordo está en pleno boom. Publica, publica y publica. Toma sobre si la responsabilidad de cualitativa. Nos acusan de cientificistas.

Pudimos dictar cursos para profesores secundarios. Planeamos un Instituto Tecnológico para encarar el estudio de temas de interés nacional y para dar salida a nuestra producción de científicos. El edificio de química, en la ciudad universitaria, está a seis meses de su inauguración. Profesores visitantes de prestigio en el mundo, aceptan pasar largas temporadas con nosotros. No niego que yo mismo me asombré cuando Cotton aceptó venir por diez meses a Buenos Aires. Pero consultó con Maddock y vino. Y no se arrepintió, quería venir nuevamente, pero por un año entero. Comprendió nuestra lucha, comprendió con toda claridad en qué términos está planeada.

Bueno, así llegamos a 1966. Con las bases científicas y técnicas perfectamente establecidas para emprender la gran tarea de la segunda etapa: desarrollar la tecnología. Tenemos la gente, tenemos excelentes perspectivas de financiación, digo teníamos, teníamos.

Ahora Eduardo a Aberystwyth, el Gordo y todo su grupo a Chile, no se si volverá Leo, no hablemos de Guido, Negrotti, Razumney, Lugo, Mahoma y no sé cuántos más que están afuera. Los que están aquí se irán, los que están afuera no vuelven. Bueno. ¿Y el equipo? ¿Los cajones sin abrir que se van a amontonar en el pasillo?. Bueno ¿y Eudeba? En fin, aquí terminó una etapa, no sabemos qué pasará con la siguiente.

martes, 21 de junio de 2016

De Referéndums, Calendarios y Protestas

Por un par de semanas me encuentro en Glasgow, capital de Escocia. Dentro de dos días se realizará en el Reino Unido el referéndum que definirá la salida británica de la Comunidad Económica Europea. El llamado Brexit = Britain Exit, domina las discusiones en los medios de prensa y en las mesas del almuerzo.  En este momento nadie arriesga un pronóstico.

Se me preguntará que relación tiene el Brexit con la historia de la ciencia y la tecnología, objeto de este blog. Es que uno de los slogans de la campaña es "We want our country back" o sea, "Queremos nuestro país de vuelta".  La frase me explotó en la cabeza porque me recordó de otra polémica ocurrida en Inglaterra casi 300 años atrás, esta vez relacionada con el calendario.

Soy un fascinado por calendarios. Encuentro que en ellos se entrelazan de manera indistinguible, trazos de la ciencia racional (Astronomía en particular) y las tradiciones míticas y/o religiosas. Y  también cuestiones laborales y económicas.  Piensen si no, que la razón por la cual Julio Cesar pidio a Sosígenes la reforma del calendario romano, fue evitar la usura que cometían los bancos en su época al cobrar los intereses.  Así nació el Calendario Juliano. El Calendario Gregoriano nacería en 1582, un 15 de Octubre, viernes. No voy a entrar aquí en los detalles de su implementación, sólo diré que, mientras el Juliano tiene un año trópico promedio de 365,25 días el Gregoriano se aproxima un poco más al valor astronómico de 365,2422 días y tiene una longitud de 365,2425 días. Esa pequeña diferencia le permite mantener la sincronía con el Sol por más de 3.000 años.

El Calendario Gregoriano fue rapidamente adoptado por todos los países católicos de la época.  Los protestantes se negaron al cambio por algunos años.  Y es aquí donde se podrá entender la relación con el Brexit.  En 1750, Philip Stanhop, 4to Duque de Chesterfield, presentó un proyecto de ley en el Parlamento inglés, para alterar el calendario. Por medio de esa ley, el año comenzaría el día primero de Enero (en Inglaterra y sus Dominios comenzaba el 25 de Marzo, como en la Roma de César) y se ajustaría al sistema impuesto por el Papa Gregorio.

Tal como ocurrió en el Vaticano y demás estados católicos, la adaptación requirió la eliminación de varios días. En la Inglaterra de 1752, serían once.     Además, el año 1751, comenzado el 25 de Marzo, terminaría el 31 de Diciembre, completando apenas 282 días.  Las discusiones fueron muchas.  El pueblo exaltado salió a las calles gritando "Give us back our eleven days" ("Devuélvannos nuestros once días").  Chesterfield era whig (partido hoy inexistente) mientras que la campaña opositora sería organizada por los tories (Paradojas de la historia, David Cameron, miembro del partido Tory,  es contrario al Brexit). Voltaire diría : "los tontos preferían un calendario en desacuerdo con la naturaleza a uno de acuerdo con el Papa".  La Ley fue aprobada y el New Style adoptado en todos los países del Imperio Inglés.

Cuadro de W. Hogart. Convención whig. En el piso una
bandera negra tory tiene la inscripción famosa.
(Fuente: Wikipedia
Fue justamente la frase "Give us back our eleven days" la que me vino a la mente mientras leía las noticias sobre el Brexit: parece que una parte importante de la población grita ahora "give us back our Britain!".   La historia, como siempre, es más complicada. Historiadores modernos desmienten las protestas de 1752 y afirman que la versión se basa en interpretaciones exageradas de un cuadro satírico de 1755, donde se puede ver una reunión de whigs antes de una elección de 1754, en el piso una bandera tory robada en la que se lee la famosa frase, y a través de las ventanas se ven manifestantes tories indignados.

Hay varias historias ligadas al cambio del Calendario en Inglaterra. Un hombre apostó que sería capaz de bailar por 12 días.  Así que comenzó el 2 de Septiembre de 1752 y terminó el 14 de Septiembre... exactamente cuando fue instaurado el  New Style y se eliminaron los 11 días intermedios. Obviamente danzó unas 12 horas seguidas nomás, pero ganó la apuesta.

También encontré porqué el año fiscal británico comienza el 6 de Abril. Originalmente el año calendario comenzaba el 25 de Marzo. La Corona decidió que no iría a perder 11 de días de impuestos (!!), y alargó el período hasta el 5 de Abril. Por último, una nueva corrección fue adicionada en 1800, año que en el New Style no es bisiesto.

Como dije más arriba, los calendarios son fascinantes.  Como la Historia.  Me pregunto, si llega a ganar el Brexit, los británicos harán un nuevo referéndum para volver al Old Style y recuperar sus 11 días!?    


martes, 10 de mayo de 2016

Sobre el tránsito de Mercurio

Imagen del Sol obtenida con filtro Ultra Violeta
el 9 de mayo de 2016 a las 11:25:44 UTC por el
telescopio AIA a bordo del Solar Dynamics Observer
de NASA. El pequeño círculo negro, en el borde izquierdo,
es Mercurio. 
El 9 de mayo de 2016 el planeta Mercurio atravesó el disco solar. El evento fue registrado por telescopios en Tierra por todo el mundo, y por telescopios solares a bordo de satélites. La Web fue el vehículo principal para distribuir la noticia. Como todo evento astronómico, a pesar de recurrente y previsible, siempre acapara la atención.  Hay una fascinación todavía naïve (primitiva?) en nuestro placer por saber que algo, cuyo control nos escapa,  irá a ocurrir y verlo realizarse frente a nuestros ojos.  En el pasado, no tan remoto al fin, la trascendencia de las previsiones astronómicas parece haber sido aún mayor.

Carlomagno falleció el 28 de enero de 814,  años más tarde un monje del monasterio de Saint Cybard d'Angoulême describiría los fenómenos celestes que precedieron a la muerte de tan magno Rey, entre ellos
El 17 de marzo de 807 la estrella de Mercurio fue vista como una pequeña mancha apenas por encima del centro del Sol, y fue observada por nosotros por ocho días.

Más allá de que el presagio ocurrió 7 años antes de la muerte del Rey, la descripción no puede menos que estar equivocada, ya que el tránsito de Mercurio dura menos de un día.  Si es que el monje pudo acompañar al objeto visible por ocho lo más probable es que se tratara de una mancha.  Es más, dado el pequeñísimo tamaño de Mercurio, es imposible distinguirlo sin ayuda de instrumentos ópticos.
Johannes Kepler, astrónomo y matemático alemán
(1571 - 1630)

Siglos más tarde, la misma equivocaicón la repite nada menos de Johannes Kepler. Estudioso de la historia, Kepler conocía el texto anterior, aunque tuvo que alterarlo para poder darle una explicación racional: en vez de ocho días, él reescribió ocho veces.   Hoy podría considerarse un fraude hacer esto, pero tratándose de libros impresos antes de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg, realizados por copistas que muchas veces debían copiar textos dañados o que les resultaban ininteligibles, este tipo de análisis del significado, como hace Kepler, era común.  En latín la diferencia es menor: de octo dies  para octoties.

Kepler calculó que Mercurio pasaría sobre la superficie del Sol el 28 de mayo de 1607 y se preparó para observarlo.  Construyó una especie de cámara ocura, abriendo un pequeño orificio en el ático de su casa, y proyectó la imagen del Sol en una hoja de papel.  Sobre la imagen brillante de 2,5 cm vio una pequeña mancha negra que consideró ser Mercurio.  Como testigo de su visión puso al rector de la Universidad de Praga. Repitió la experiencia en casa del relojero imperial Jost Bürgi, esta vez produciendo una imagen del disco solar de casi 5 cm de diámetro, y observando nuevamente la mancha oscura. Por último, preguntó a un discípulo de Tycho Brahe si había notado algo en la superficie del Sol en los días previos.  El estudiante respondió que creía haber visto algo en el borde pero que no podía afirmarlo ya que había quedado cegado por la luz solar.  Kepler consideró entonces que nada había sido observado los días previos; y con estas experiencias y testimonios se convenció de haber observado un tránsito de Mercurio.  La importancia de la observación radicaba en la posibilidad de mejorar la determinación de la órbita del planeta. En la época pre-telescópica, Mercurio sólo podía observarse en los extremos de su órbita,  disminuyendo la calidad de los parámetros obtenidos.

Lamentablemente a Kepler no se le ocurrió mirar al día siguiente con su cámara oscura. Es muy probable que hubiese encontrado la mancha nuevamente. Mercurio proyecta sobre el Sol un disco de 12", considerando que la acuidad del ojo humano es de aproximadamente 30", concluimos que es imposible observarlo sin ayuda de un instrumento óptico (al atardecer, Mercurio es observado porque su brillo es mayor que el del cielo nocturno). Pero esto no lo sabía Kepler, ya que desconocía el tamaño y distancia  del planeta. Kepler estaba observando una mancha solar bastante grande por cierto.

Más aún,  podemos calcular si en aquella fecha hubo un tránsito de Mercurio o no. Por ejemplo usando  Stellarium , verificaremos que aunque Mercurio se mantuvo próximo del Sol, no pasó por encima de su disco.  Como segunda comprobación, podemos usar un programa porofesional, usado por astrónomos y disponible en la Web.  Horizons  arrojó conclusiones similares: Mercurio paseó aquel día de 1607 por fuera del Sol, a más de cinco grados de distancia, es decir, a 10 soles del Sol (el Sol tiene un diámetro de aproximadamente medio grado).  Por último, en esta tabla la NASA resume los tránsitos del planeta desde 1601 hasta el año 2291.

Como transfondo de estas discusiones está el Modelo Aristotélico del Cielo.  Inmaculado y perfecto, una mancha sobre la superficie del Sol significaría mezcla, variación, perennidad, todo aquello que lo aleja de la perfección.  Aunque Kepler había adscripto al Modelo Copernicano,  seguía influenciado por el paradigma aristotélico y ni se le ocurrió la posibilidad de que el Sol fuese imperfecto en su superficie. Paradojicamente, el mismo año de 1607 tres holandeses,  Hans Lippershey, Zacharias Janssen y Jacob Metius, ponían en prática un sistema de lentes que aumentaba el tamaño aparente de los objetos observados. Este instrumento viajó hasta Italia y en 1609 sería usado por Galileo para observar Júpiter y la Luna y en 1610 al mismo Sol.
Órbitas de la Tierra y Mercurio en torno al Sol.
Obtenido del portal de la ESO  el 10 de mayo de 2016

Kepler no cejó en sus intentos por observar Mercurio transitando al Sol, y predijo un nuevo episodio para el 7 de noviembre de 1631. El infortunio otra vez lo traicionó, ya que murió un año antes, el 15 de noviembre de 1630, sin ver coronado su esfuerzo, porque esta vez el cálculo estaba correcto y fue atestiguado por varios astrónomos en Europa, entre ellos Pierre Gassendi, tal vez el primer ser humano a ver el pequeño punto oscuro de Mercurio sobreponerse al vibrante fondo solar.

La historia de las ideas científicas está llena de confusiones similares a las que relatamos aquí.  A lo largo del camino, a veces errático,  vamos tirando el velo  que nos permite comprender al Universo.


Referencias
On Sunspots, de Eileen Reeves y Albert van Helden. University of Chicago Press (2010)